Manuel F. Medina
University of Louisville
Originally published in Al Día en América, Louisville, KY
Manuel F. Medina
University of Louisville
A la sombra del Ché: un escritor en búsqueda de autoidentidad
La influencia de El Ché y su descripción de América ha tocado la vida de muchas personas en todo el mundo, entre los que podemos ahora incluir a Mauktik Kulkarni, nativo de India, residente de Louisville. Inspirado por la película Diarios de motocicleta del brasileño Walter Salles, Mauktik Kulkarni viajó a América del Sur a duplicar la hazaña de El Ché de recorrer los Andes en motocicleta. Fruto de su viaje, ha escrito una memoria de su viaje publicada bajo el título de The Ghost of Ché: A Motorcycle Ride Through Space, Time, Life and Love por iUniverse Books. El libro de Kulkarni tal como el de El Ché revela a un narrador que viaja en procura de descubrir un nuevo mundo lleno de belleza, exuberancia y exotismo y terminan encontrándose a sí mismo.
El texto cabe dentro de la larga tradición de viajeros que motivados por su paso por América han producido relatos de sus recorridos. Desde su inicio, los encuentros entre europeos y habitantes de nuestro continente con frecuencia han dado origen a formidables obras de arte y de literatura. Cristóbal Colón se maravilló de la belleza de nuestras tierras, la hermosura de las mujeres y la corpulencia de los varones. Cronistas sucesivos deslumbrados con la belleza del paisaje, lo avanzado de la arquitectura y la organización de los gobiernos escribieron obras fabulosas que continuamos leyendo en procura de descifrar los misterios y glorias de las civilizaciones precolombinas. La Auracana eleva a un nivel mítico al grupo de indígenas moradores del actual Chile que lucharon con toda sus fuerza y nunca pudieron ser sublevados por los conquistadores españoles. Siglos más tarde, viajeros armados de pinceles y lienzos capturaron la belleza de América en sus textos. Visiones escritas por los propios habitantes de las Américas resultan menos numerosas. Por ejemplo, existe el texto de Galeano que escribe la historia del continente contextualizando la creación desde una perspectiva inclusiva de nuestros antepasados. Pablo Neruda escribió sus odas a la belleza de América y su gente en Canto General. Pero no contamos con muchos más. Por tal razón, las reflexiones de Ernesto Guevara, mejor conocido como “El Ché’ llaman tanto la atención de los lectores que recién tuvieron acceso al texto en 2004 en medio de marcada controversia. Las meditaciones, como la ordenaron editores muchos años después de su muerte, emplea una estructura de la trama que permite ver la evolución de un inocente joven estudiante de medicina en una persona que cuestiona las injusticias sociales existentes en los lugares por los que viaja con su motocicleta. Su texto describe la belleza del paisaje a la par de las desigualdades económicas. Walter Salles, director brasileño se motivó en el libro de El Ché para producir su homónima película épica que le mereciera nominaciones al Óscar.
El libro de Kulkarni entregado en un prefacio diecinueve capítulos que relatan el viaje de una manera cronológica; el lector parte con el narrador desde Louisville y lo acompaña en su itinerario que lo llevan desde el Perú, la Argentina y Chile y de regreso a el Perú y eventualmente de vuelta a Louisville, KY. Sin embargo, la historia humana de lo que acontece con el narrador, de hecho la parte más destacada del relato, no sigue un orden tan lineal como el viaje por los espacios de América del Sur que emprende Kulkarni. De hecho, lo que más sobresale del texto resulta la maestría de la narración que atrapa al lector desde la primera página y nunca lo suelta. Uno sigue leyendo porque quiere (necesita, en realidad) saber qué sucederá después. La trama contrapone el paso por los puntos geográficos, las cavilaciones y reflexiones de Mauktik acerca del viaje, y la visión retrospectiva de su vida. Todos resultan fascinantes. Todas despiertan nuestra atención.
La manera de contar emula el método de los cronistas que al inicio de sus narraciones cuentan cronológicamente usando su perspectiva de forasteros completamente ajenos al mundo que encuentran y van descubriendo. Pero que eventualmente cambian a medida que se compenetran en la cultura y empiezan a sentirse o a formar parte de ella. Kulkarni salta como un completo extranjero que llega con la esperanza de recorrer distancias con la celeridad que se espera de una persona acostumbrada a transitar las carreteras de países desarrollados en donde se puede sin dificultad calcular el tiempo que tomará transitar cierto número de kilómetros. El narrador llega a el Perú e inmediatamente descubre que tendrá que re-calcular sus cuidadosos planes porque el realidad de América Latina, en todos los sentidos, dista grandemente, de la percepción de la misma cuando la realiza una persona que habita en los Estados Unidos, aunque proceda de la India.
El texto se beneficia mucho del entrenamiento académico del narrador, con títulos en ingeniería, bio-física y neurología porque le permite una atención detallada al detalle. A menudo, se describe el paisaje, el estado de ánimo del narrador y el de las personas que habitan el mundo que visita. Este detalle nos permite acceso a los seres que habitan el paisaje maravilloso de los Andes o el desierto. Los percibimos como seres reales de carne y hueso llenos de sueños, ideas, vicisitudes. El calor humano del área afectan tanto a Kulkarni que constantemente menciona como la vida entre los moradores de esta área del mundo le ayuda a sentirse vivo o a vivir: “Having spent twenty-eigth years acquiring degrees, I had learned a lot about how machines and brains work. But how does life work? Taking a time-out of my robotic life was helping me understand that. It was my personal evolution. . . . my aimless wandering and bumping into strangers was helping me become a better human being. (41)”. El libro se convierte en un relato de historias de amistad basadas en actos de altruismo. Personas que probablemente nunca se verán de nuevo se ayudan mutuamente sin esperar otra recompensa que el hecho de servir al prójimo.
El libro sirve como un estudio cultural-antropológico que nos permite acceso a la perspectiva de una persona procedente de una cultura dispar a la de América Latina, una visión no-norteamericana de nuestra gente y nuestras costumbres. Resulta fascinante que el narrador no hable el idioma español con fluidez; un lector que domine los dos idiomas rápidamente notará los errores lingüísticos. Sin embargo, inmediatamente uno reconoce que el valor y propósito del libro radica en motivos que se extienden mucho más del las convenciones lingüísticas. A Ghost of Ché explora la condición humana, relata cómo un narrador viaja miles de kilómetros en búsqueda de lo desconocido y se descubre a sí mismo; en el proceso descubre la bondad de la condición humana. Probablemente, el mejor tributo que le pueda hacer al libro sea mencionar que un lector querrá embarcarse en un viaje similar al terminar de leerlo.